miércoles, 14 de septiembre de 2011

Lento pero Avanzando, como una Kombi.



Sobre el maravilloso fracaso del viernes pasado.
Por Ariel Zúñiga Núñez ( @azetaene )

El carburador de la kombi está dañado, para que gaste menos que 4 kilómetros por litro debo viajar en 4ta marcha entre 45 y 50 kilómetros por hora, cualquiera a ese ritmo se pondría neura, sin embargo a ese paso es capaz de llegar a cualquier parte.
El viernes 9 muchos me preguntaron qué era el proyecto kombi y me costaba bastante responder pues salvo el conocer las mañas para manejar la furgoneta cada vez es menos lo que sé sobre él. He debido hacerme al costado por algunos problemas personales y ello ha servido para que la creación se emancipe de uno de los creadores y tome vida propia, no me sorprendería, que dentro de muy poco, sean otros los que me enseñen a manejar a una nueva kombi o que me releguen al puesto de pasajero mientras seguimos un itinerario para mi desconocido.
A muchos les respondí que le preguntaran a cualquiera de los muchos que se esmeraban de ejecutar a la perfección sus tareas asumidas, ellos podrían decir qué era el proyecto. A medida que transcurren los días, y los eventos, sé menos y todos van haciéndose una idea de qué se trata esta historia aunque todavía no hayan dado una vuelta ni de copilotos en la kombi.
Si nos atenemos a cuales eran los objetivos de la completada bailable debemos asumir que, en al menos uno de ellos (el más importante para quién lo juzgue desde afuera) fracasamos estrepitosamente. Sólo es posible decir que existieron ganancias socializando varios costos y aplicando una contabilidad tan indecente como creativa.
Eran las 20:30 hrs del nueve de septiembre en la Isla Tortuga y se me vino a la mente el climax de “Zorba el Griego”, la entrañable película de los sesenta. Antes de bailar, el protagonista “Zorba” interpretado por Antonny Quinn, le responde a su empleador cuando éste lo recrimina por su fracasado proyecto de ingeniería: “¿Acaso había visto alguna vez un fracaso tan maravilloso?”, le dice a su patrón con una amplia sonrisa.
Me imaginé un maravilloso descalabro, necesario e impostergable, desde que contribuí a desatar espíritus reacios a los consejos, uno de ellos el mío, y hacerlos coincidir en tiempo, espacio y propósito.
Para cualquier patroncito, los millones de microempresarios o gerentes de sueldo mínimo, producir una actividad destinada a recaudar fondos es pan comido. La tarea que demanda más trabajo es evitar el robo y conservar la jerarquía. No se trata de colocar a un hombre en la Luna sino que organizar un espectáculo, cobrar entrada, y tratar que coman y tomen a destajo.
Sin embargo los delirios faraónicos de los kombistas, el leitmotiv de porqué están en este proyecto y porqué éste se emancipó de quienes lo concebimos inicialmente, los hicieron pensar en que la “completada bailable” sería la actividad más importante alguna vez realizada en la historia de la humanidad y por lo tanto había que cocinar los mejores completos y tener la mejor música.
Es por ello que no es llegar y tirar al tacho de la basura la actividad porque no se tuvieron utilidades proporcionales al empeño puesto o capaces de financiar los proyectos faraónicos que siguen. Hubo una tarea, subsidiaria según algunos, que consistió en elaborar el mejor completo alguna vez hecho, y que demandó el 90% de la energía. Un proyecto tan megalómano que incluía confeccionar mayonesa casera, sin equipos de frío, dentro de una casa ocupa y con equipos improvisados, un día viernes a la hora de la corneta.
Si quieren mi sincera opinión les debo confesar que nunca me agradó la idea de una “completada” menos la de una “bailable”. Menos me gustó que se hiciera un día viernes pues deja poco tiempo, y estómago, para vender mucha comida. Aún menos me gustó que insistieran en preparar mayonesa; llegué a tener pesadillas con un titular de las últimas noticias haciendo mofa de los hueones que terminaron en la posta por puro querer darle la contra al gobierno hasta en la comida ¿Qué se venía después? ¿Un mariscal frío bailable? ¿Un ceviche al ritmo de la lombriz solitaria?
Sin embargo el viernes, a pesar de lo dicho, que nosotros éramos los que estábamos detrás, que habíamos mezclado salitre, carbón y lumbre, nada explotó.
Y no sólo eso, funcionó el plan más ambicioso de recaudar fondos para el proyecto más ambicioso que se nos ha pasado por la cabeza.
Organizamos todo aprovechando los sistemas virtuales, honramos los compromisos asumidos, nos soportamos en una situación desfavorable, actuamos como una inteligencia colectiva sin líderes y haciendo primar los acuerdos por sobre las voluntades individuales.
Ustedes dirán que el proyecto se puede evaluar tan sólo por el dinero recolectado pero si es por eso vendíamos camisetas de Felipe Camiroaga y nos hacemos millonarios, el dinero claro que lo necesitamos pero la experiencia de trabajar en conjunto importa mucho más.
Por eso mismo siento que hayamos sido tan mezquinos entre nosotros mismos, deberíamos haber renunciado a parte de las utilidades, lo que no nos habría hecho ni más pobres ni menos ricos, para agasajar a todos quienes colaboraron, a fin de cuentas estábamos disfrutando de un maravilloso fracaso que no fue.
Propongo que la próxima actividad sea un día sábado o domingo, que se prolongue por todo el día, que todo comience con un almuerzo comunitario entre todos los kombistas.
Y también sugiero, que antes que la rifa, o paralelo a ella y a otra actividad, nos avoquemos a la tarea de echar andar la kombi, creo que dinero para eso ya tenemos, de modo que sea también el vehículo para llevar a cabo la próxima actividad a un nivel aún más desquiciado, faraónico y al borde del abismo.
Los completos y la mayo casera son un territorio conquistado y no debemos retroceder. La próxima actividad, aunque sea “no bailable”, deberá ser completada, ya veremos el modo que sea rentable pues bien sabemos que eso es sólo una fracción insignificante de la vida.

martes, 6 de septiembre de 2011